Mamá a los 23
- Joanmarie Nycander
- 19 oct 2017
- 4 Min. de lectura
Hace tiempo que quería escribir este post pero no sabía como darle la forma ideal, y al fin hoy lo logré. Como alguna vez he escrito en el blog, yo no planeé para nada ser mamá a los 23 años. Yo me estaba cuidando y tenía miles de planes. Había acabado la universidad hace un año y tenía mucho por vivir. El día que me enteré que estaba embarazada, tuve muchísimo miedo, pero no les voy a mentir que me ganó la emoción del momento y estuve como en un estado de “no conciencia” un par de días. Cuando se me pasó toda la emoción, entré en un pánico tremendo, pues a pesar de estar en una relación, yo aún vivía con mi papá y no podía mantenerme ni a mi sola y mucho menos a un bebé. Luigi y yo queríamos esperar hasta que yo tenga 3 meses de embarazo para contarle a todos sobre la noticia, para tener un tiempo de planear como íbamos a afrontar todos los gastos y poder contarle a todos cuando el bebé esté “súper pegado”. Una vez más las cosas no salieron como planeamos y en la cita al ginecólogo nos dijeron en la ecografia que tenía un hematoma grande(como un coágulo de sangre) entre la pared del utero y el bebé y que lo mejor era que esté en reposo absoluto hasta que se vaya el riesgo de aborto. Me acuerdo que ese día se me fue el mundo abajo, era mi cumpleaños y por más que había escuchado el latido del corazón de mi bebé, no entendía porque tenía riesgo de perderlo... Me sentí confundida y culpable. Ese día decidimos contarle a nuestra familia sobre el bebé. Empezamos por nuestros papás y luego nuestros hermanos. Yo estaba bien nerviosa así que prácticamente quien les contó a todos fue Luigicito, él incluso fue quien le dijo a mi papi que la familia iba a crecer 😍 Ese día, como mi casa estaba en remodelación y yo dormía en un colchón en el piso, decidimos que por mi comodidad (tenía que estar echada todo el tiempo) sería mejor que me vaya a vivir a la casa de Luigi y su familia hasta que todas las remodelaciones de mi casa estén listas. Ese día, también, nuestros papás nos ofrecieron todo el apoyo del mundo (emocional y económico) , apoyo que jamás voy a poder terminar de agradecer y que gracias a él mi familia pudo salir adelante. Las semanas pasaron, y yo era un bulto en cama que no se podía mover ni producir, y Luigi se sacaba la mugre todos los días para poder juntar cada vez más para poder recibir al bebé y asumir gastos y empezar a construir una familia. Como en la semana 16 de embarazo, recién me quitaron el descanso médico y pude seguir con mi vida normal. Empecé a trabajar de manera freelance (lamentablemente nadie contrata a una embarazada y menos con antecedentes de largos descansos médicos) La remodelación de la casa de mi papá estaba lista y días antes de que regrese, Luigi y yo decidimos que lo mejor era vivir juntos en nuestro propio hogar. Si bien hasta ahora no nos hemos casado, dos años y unos meses después, seguimos viviendo juntos y felices. Mi embarazo, aunque con algunas complicaciones, avanzó bien. Y finalmente, el 28 de diciembre a las 11:52 pm, nació Luc en una cesárea de emergencia (está es otra historia, otro post que prometo hacer pronto) Hoy, después de casi dos años de que nació mi bebé, soy la mamá más feliz del mundo y no cambiaría mi vida por nada. Pero es algo que me costó aceptar y asimilar mucho tiempo, pues esta no es para nada tarea fácil y demanda miles de sacrificios. A veces pienso que debimos cuidarnos mejor (porque esto es tarea tanto del hombre como de la mujer) Y hoy, si tuviera hijos mayores y me dijeran que quieren ser papás jóvenes o a la misma edad que yo lo fui, les diría que a pesar de que ser padres es maravilloso, que planeen y piensen bien sus cosas. Que si quieren tener relaciones, que se cuiden, (y recontra cuiden) y sobre todo, que sean responsables de sus actos. En nuestro país, existen miles de mujeres que tienen hijos no planeados y en muchos casos es por desconocer la manera de protegerse ( a algunas como a mi, nos pasa que no nos funcionó el método y que somos ese 1% de probabilidad de que falle) Y, mamás y papás, aunque sea difícil e incómodo, hablen con sus hijos de sexo, de las maneras de protegerse, no solo de un embarazo, si no de las miles de enfermedades que hay. Dejemos de lado la idea utópica de que nuestros hijos llegaran castos al matrimonio y seamos parte del cambio y criemos nuevas generaciones más responsables. Si me sigues y fuiste mamá joven, probablemente te identifiques conmigo o tal vez me digas que la edad no es indicador de nada para ser buena mamá o no. Yo no hablo de edad, hablo de etapas en la vida, y claramente, la etapa en la que yo estaba, no era la ideal para ser mamá. Y si aún no eres mamá y eres joven, evalúa tu vida y trata de identificar cuando es que te gustaría tener hijos y planéalo, pero sobre todo, cuídate.







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